Es bastante habitual que un cachorro pase de estar en casa sin salir a de repente pasear tres o cuatro veces al día y durante mucho tiempo. Le ponemos la correa y nos lo llevamos a caminar sin respetar sus tiempos para entender las cosas. No dejamos que entienda el mundo, que asimile todas las cosas nuevas a su ritmo. Le obligamos a caminar sin pararse porque es lo que entra en nuestras expectativas y lo que nos parece correcto. Pensamos que el cachorro tiene que aprender a andar con la correa y a ser obediente.
Nuestra obsesión es que el cachorro aprenda pero no nos preocupamos por aprender nosotros. Tendríamos que invertir mucha más energía en simplemente observar y entender cómo se siente. Deberíamos preguntarnos a cada momento, ¿se siente seguro?, ¿qué emoción está experimentando?, ¿cómo puedo ser un apoyo?.