Cinco cosas que no deberías hacer con un cachorro

1. Presentarle el mundo de golpe
Es bastante habitual que un cachorro pase de estar en casa sin salir a de repente pasear tres o cuatro veces al día y durante mucho tiempo. Le ponemos la correa y nos lo llevamos a caminar sin respetar sus tiempos para entender las cosas. No dejamos que entienda el mundo, que asimile todas las cosas nuevas a su ritmo. Le obligamos a caminar sin pararse porque es lo que entra en nuestras expectativas y lo que nos parece correcto. Pensamos que el cachorro tiene que aprender a andar con la correa y a ser obediente.
Nuestra obsesión es que el cachorro aprenda pero no nos preocupamos por aprender nosotros. Tendríamos que invertir mucha más energía en simplemente observar y entender cómo se siente. Deberíamos preguntarnos a cada momento, ¿se siente seguro?, ¿qué emoción está experimentando?, ¿cómo puedo ser un apoyo?.
2. Dejar que todo el mundo lo manipule y relacionarlo con cualquier perro
Como el cachorrito es muy mono muchas personas quieren acercarse a acariciarlo, manipularlo y cogerlo en brazos y nosotros no solemos impedirlo. No tenemos en cuenta cómo se siente el cachorro y nuestra falta de conocimiento no nos permite leer si está incómodo o estresado. Con los perros ocurre más de lo mismo y muchas veces dejamos que se relacione con perros que tienen dificultades para tratar con cachorros.
Lo que puede pasar es que el cachorro tenga experiencias incómodas o desagradables y que en consecuencia desarrolle inseguridades o miedos hacia las personas y/o los perros. Deberíamos preocuparnos más por la calidad de las experiencias y no tanto por la cantidad. Nos obsesiona que se socialice con otros perros y con personas pero no nos fijamos en la calidad de esas experiencias, las cuales van a ser cruciales en el desarrollo del cachorro y en cómo va a ver el mundo.
3. Exigirle cosas propias de un perro adulto
Queremos que nuestro cachorrito venga cuando le llamamos, que no muerda nada en casa, que se quede solo o que haga sus necesidades en la calle. Separamos al cachorro de su madre y hermanos, lo llevamos a una casa nueva y le exigimos que en una semana se comporte como un perro adulto. Nos falta mucha empatía y paciencia, no nos paramos a pensar lo duro que tienen que ser todos esos cambios.
4. Sobreestimularlo con juegos y ejercicios de obediencia
Es curiosa la prisa que tenemos por enseñarle a un cachorro ejercicios de obediencia como sentarse o tumbarse cuando por edad no les toca hacer ese tipo de actividades. También nos suele preocupar que el cachorro se aburra o que no se canse lo suficiente. Para evitarlo llenamos su agenda con multitud de paseos, ejercicios de obediencia y juegos de estimulación mental propios de perros más mayores. El resultado suele ser el de un perro que no sabe estar sin hacer nada y que tiene problemas para relajarse debido a sus altos niveles de estrés.
5. No dar la suficiente importancia al descanso
Muchas veces las personas se sorprenden cuando les digo que un perro debería dormir durante el día y no solo por la noche. ¿Os imagináis a un niño que duerme 5 horas en vez de 10?, ¿se desarrollaría correctamente?, ¿estaría irascible?, ¿cuál sería su nivel de estrés?. Deberíamos enfocarnos mucho más en ayudar al cachorro a descansar. Tenemos que fijarnos en la calidad del sueño, en si llega a la fase rem y en si consigue completar los ciclos de sueño.
Si te gustaría hacer las cosas bien desde el principio te invito a conocer el programa grupal e individual “acompaña a tu cachorro”.
¡Si crees que este artículo puede mejorar la vida de alguien compártelo!