1. En el acompañamiento consciente se trabaja la empatía hacía los perros, es decir, el acto de estar presentes con ellos y con lo que están experimentando.
2. El vínculo de confianza canino-humano se construye día a día, momento a momento.
3. En el tránsito de los perros por las diferentes etapas de desarrollo se pone el foco en no exigirles cosas para las que lo están preparados y en respetar sus necesidades y ritmos de desarrollo.
4. Encontrar un equilibrio entre la sobreprotección y la falta de apoyo es imprescindible.
5. Es necesario que los tutores promuevan la autonomía de los perros, con el fin de favorecer que confíen en sí mismos, sean capaces de tomar decisiones y desarrollen una buena autoestima.
6. Los tutores son responsables de conocer a su perro en profundidad con el fin de atender sus necesidades y facilitar las condiciones que les permitan vivir experiencias acordes a lo que necesitan con el fin de aprender por sí mismos.
7. Los errores son parte de la vida y una fuente de aprendizaje. Los tutores tienen la misión de acompañar a los perros en su aprendizaje, de forma que los errores que cometan estén dentro de su capacidad de gestión y aprendizaje.
8. Los perros son parte de la familia y para ello debe haber horizontalidad, es decir, los perros no deberían estar en una categoría inferior dentro de la familia.